Según los medios brasileños Brasil247, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil (Anvisa) analizó 14,000 opiniones sociales de "consultas públicas sobre cigarrillos electrónicos", de las cuales el 58% de los participantes creen que mantener la política de prohibición de los cigarrillos electrónicos ha tenido un impacto negativo en Brasil; mientras que el 37% de las personas apoyan seguir manteniendo la prohibición de los cigarrillos electrónicos.
Durante el período de consulta pública de 60 días, hubo un significativo desacuerdo entre el público en general sobre este tema, con opiniones divergentes de profesionales de la salud, políticos, organizaciones e incluso dentro de la propia industria tabacalera. Un total de 88 presentaciones en contra de la prohibición provinieron del extranjero, incluyendo usuarios de países como Canadá, Estados Unidos y Portugal donde la venta de cigarrillos electrónicos está permitida.
Esta forma de participación social tiene como objetivo ayudar a Anvisa en la toma de decisiones sobre las políticas de cigarrillos electrónicos. Según la Resolución Conjunta 46/2009 de Anvisa, Brasil prohíbe la importación, venta y publicidad de todo tipo de cigarrillos electrónicos.
Según una encuesta realizada por el Instituto Ipec, aproximadamente 2.9 millones de adultos en Brasil admiten haber utilizado cigarrillos electrónicos. Esto marca un aumento del 600% en usuarios en los últimos seis años desde la primera encuesta en 2018. Además, casi 6.3 millones de ex fumadores han probado los cigarrillos electrónicos. Sin embargo, debido a las prohibiciones existentes, casi todos los fumadores están consumiendo productos que carecen de control de ingredientes y transparencia. La encuesta de Ipec también reveló que el 87% de los encuestados afirman tener conocimiento sobre los cigarrillos electrónicos.
El rápido crecimiento del consumo de cigarrillos electrónicos en Brasil está aumentando la presión sobre las autoridades para desarrollar políticas públicas más efectivas, ya sea regulando los dispositivos y estableciendo normas estrictas, o incrementando los esfuerzos de aplicación a medida que aumenta el consumo. Según datos del Servicio de Ingresos Federales, la cantidad de cigarrillos electrónicos de contrabando incautados aumentó de 23,000 en 2019 a más de 1.1 millones para 2023.
Aunque la mayoría de los participantes expresaron su deseo de que los cigarrillos electrónicos sean regulados, el tema aún enfrenta oposición en la comunidad médica. La Asociación Médica Brasileña (CFM) ha etiquetado a los cigarrillos electrónicos como una "puerta de entrada" al tabaquismo y ha defendido mantener su prohibición. Las organizaciones médicas están solicitando al gobierno federal y al Congreso que se mantengan las leyes que prohíben los cigarrillos electrónicos; aumentar los mecanismos de control y cumplimiento; y llevar a cabo campañas de concientización pública sobre los posibles riesgos del uso de cigarrillos electrónicos.
Desde 2003, los productos de cigarrillos electrónicos han experimentado muchos cambios, incluidos productos desechables, cápsulas recargables que contienen líquido de nicotina y productos de tabaco calentado.
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